(c) IBM
El capítulo de hoy es un poco diferente porque no vamos a hablar de un producto genérico, sino de un equipo en específico: el PC IBM. Hoy 12 de agosto, se cumplen exactamente 30 años de su presentación en sociedad. Un equipo que fue revolucionario en la historia de la computación, no por ser el primero, ni el más poderoso, ni por tener el mejor diseño. De hecho es casi no tenía nada especial, pero igual el IBM 5150 fue un hit, marcando a la industria de la computación como pocos lo han hecho.
Un mercado naciente
Para 1981 ya había varios modelos de computadores personales que tenían éxito, incluyendo al Commodore, el Apple II y algunos modelos de Atari. Se trataba de un mercado nuevo, donde se había instalado la idea de que la gente normal podía llegar a tener y usar un computador para facilitarse la vida.
Esa idea era una locura sólo algunos años antes, cuando los computadores más pequeños eran del porte de un refrigerador. Pero de a poco fue apareciendo este nicho que fue conquistando a clientes interesados. Y aunque las apuestas de las empresas mencionadas era buena, les faltaba algo que no era técnico para el éxito, y que veremos más adelante.
IBM, aunque tenía experiencia vendiendo mainframes, estaba atrasado en el sector de los equipos personales. Su primer intento para un PC fue el IBM 5100, lanzado en 1975 como un equipo “portátil” (de casi 23 kilos), pensado para científicos, ingenieros y otros especialistas. Sin embargo ese equipo no era para las masas, y además era muy caro.
Viendo que la competencia estaba creando cosas mejores y que podían perderse un espacio en el mercado, IBM decidió lanzarse de cabeza a construir su propio PC, y en el tiempo récord de 12 meses ya tenían un equipo funcionando. Fue un trabajo acelerado que rompió con los esquemas de diseño que tenía la compañía: en lugar de seguir el conducto regular, se creó un equipo especial a cargo del ingeniero Don Estridge y el diseñador Lewis Eggebrecht.
Para diseñar el equipo rápido, el grupo decidió utilizar partes que ya estaban diseñadas y a la venta, fabricadas por diferentes compañías de distintos países. Hasta el momento, IBM había fabricado sus propias piezas siempre. Además, por razones de costos y también por tiempo, se decidió usar un monitor que IBM había desarrollado antes en su división en Japón, e impresoras Epson que ya existían. Así, lo realmente nuevo del equipo se limitaba a la unidad de sistemas y al teclado.
Los diseñadores también decidieron optar por una arquitectura abierta, para que otros fabricantes pudieran producir y vender periféricos y software compatibles con el equipo sin tener que comprar licencias. En términos generales, el PC IBM era de esta manera bastante abierto en comparación a los equipos de la competencia, que fabricaban todos sus sistemas de forma cerrada. La idea rindió frutos rápido: seis semanas después de que se pusiera a la venta, fabricantes ya tenían 20 periféricos compatibles a la venta.
Por el lado del sistema, el equipo optó por MS-DOS, desarrollado por Microsoft. La decisión también estuvo dada por una cuestión de tiempo: desarrollar un sistema propio era complicado y lento. Todos conocemos a dónde llegó Microsoft después de esto.
Confianza
Cuando IBM lanzó el 5150 el 12 de agosto de 1981, la empresa quizás no tenía mucha confianza en su producto hecho rápido, pero la gente sí tenía confianza en el gigante azul. El equipo fue rápidamente la opción más popular entre las empresas a la hora de elegir un computador para los empleados.
La marca IBM, que se venía cultivando hace 70 años para entonces, era muy apreciada en los círculos corporativos, donde había un dicho popular que decía que “nunca han despedido a alguien por comprar IBM”. Así los ejecutivos que no se aventurarían a comprar un computador hecho por una empresa nueva (y quizás con un nombre poco serio como “manzana”), optaron a ojos cerrados por el equipo del gigante azul.
El 5150 contenía un “tarro”, teclado y monitor en su modelo más básico, a un precio de US$1.565. Pesaba 20 kilos – sólo el teclado pesaba 6 kg – y en el monitor cabían apenas 25 líneas de texto. Tenía un procesador Intel 8088 de 4,77 MHz y 256KB de RAM. Aunque suena prehistórico, eso era suficiente para hacer las tareas básicas de oficina a principios de la década de 1980, y el equipo se veía hasta futurista si se lo comparaba con los mainframes del momento.
Impacto
IBM creó un modelo que todavía domina en la industria del PC: depender de otras empresas que crean las partes para tu equipo era una idea radical en su época, pero hoy es el estándar. Todos los grandes fabricantes de electrónicos son ensambladores que usan piezas hechas por otros. Para IBM fue una necesidad presionada por el tiempo, pero al final lo que hizo fue impulsar el desarrollo rápido de tecnologías a medida que los fabricantes se empeñaron en mejorar la parte del puzzle que ellos producían.
Esto convirtió a IBM en un maestro del ensamblaje, algo que podían copiar muchos otros, y eso fue exactamente lo que pasó. En pocos años el mercado estaba inundado de clones del PC IBM, usando una arquitectura idéntica. IBM la había publicado para que otros pudieran desarrollar software y periféricos, pero también se podía usar para copiarla. Los clones permitieron precios más baratos y le aseguraron un espacio dominante a empresas como Intel y Microsoft. Al mismo tiempo, hicieron que IBM paulatinamente perdiera su posición en el mercado, hasta que al final vendió su unidad de ensamblaje a Lenovo en 2005 para dedicarse a otros servicios a empresas.
Si bien hoy en día está en duda el futuro del PC, ante el desarrollo de teléfonos inteligentes y tablets, no cabe duda de que el PC de IBM marcó su pasado.
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